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Somos invencibles

Yo no tuve orla. Fue por culpa de un pensamiento supersticioso. Poco antes de terminar la carrera me iba muy mal con los estudios. Creía que si me hacía la foto de la orla (es decir, si me hacía una fotografía como si ya estuviera licenciado) tentaría a la suerte y mi sueño no se cumpliría. Por eso no me hice la foto. Por eso no salí en la orla. Y por eso, posiblemente, muchos antiguos compañeros (por no decir casi todos) ya se habrán olvidado de mí.

Cuento esto porque desde hace unos días, unos ex-alumnos (que ahora son nuevos periodistas y, sobre todo, personas muy apreciadas por mí) me han enviado las orlas de sus grupos. En ellas, como profesor, tengo el honor de aparecer. Éste es mi cuarto curso en la Carlos III y he comprobado, con algo de timidez y orgullo, que aparezco en la orla de cinco grupos. Para un docente, aparecer en esta fotografía colectiva es emocionante. Es un sentimiento pequeño pero que llena mucho, uno de los mejores premios. Antiguos alumnos valoran tu trabajo, te recuerdan y quieren seguir recordándote a lo largo del tiempo.

Y allí estoy yo, a veces por las esquinas, a veces por el centro de los profesores que los alumnos han elegido.

Pero lo mejor, lo más importante, son ellos, son los alumnos, mejor dicho, los ex-alumnos, los ya nuevos periodistas. Hay algunos que miran a la cámara con desparpajo. Parecen como el jugador de fútbol portentoso que está a punto de hacer un regate al futuro. Hay otros serios, muy serios, con la mirada concentrada, como si estuvieran a punto de lanzar un penalty al destino. Tanto en unos como en otros veo luz en sus ojos, adivino emoción, intuyo sueños, puertas inmensas que se abren. Aventuras que están a punto de ser vividas.

Nada puede con un buen recuerdo

Cuando un profesor aparece en una orla es testigo de todo eso. Y quizá de muchas cosas más. Porque al formar parte de los recuerdos de una persona, uno va con esta persona a todos los lados. Así que yo, disfrazado de recuerdo, entraré de nuevo en una redacción escondido en un bolsillo de la chaqueta de un nuevo periodista. Asisitiré de nuevo a una rueda de prensa. Estaré al lado de quien escriba un artículo. Más tarde, dios mío, volveré a ser consultor de comunicación y daré consejos a clientes (consejos que, evidentemente, no serán tenidos en cuenta en la mayoría de las ocasiones). Disfrazado de recuerdo compartiré con los ex-alumnos algunos nervios, angustias y frustraciones. Y como los recuerdos somos invencibles, cuando algún jefe o compañero hijoputa nos haga alguna faena diremos para nuestros adentros: «Con nosotros no vas a poder».

Vivir en los recuerdos de las personas es multiplicar la vida, sentir dobles los latidos. Vivir en el recuerdo, paradójicamente, es formar parte del presente y asegurar el futuro.

Por eso, desde hace varios días, tengo un increíble sentimiento de gratitud. Muchas gracias, chicos, por ese hueco, por ese pasado, presente y futuro. Ha sido un honor. Todo va a salir bien. Nos volveremos a ver, como decía Baroja, en una vuelta del camino.

Publicado en Lo más leído, Recuerdos

13 comentarios

  1. Alicia González

    Tu foto también está en nuestra orla del año pasado y me atrevería a decir, sin miedo a equivocarme, que a la hora de elegir qué profesores queríamos que estuvieran en la orla, tú fuiste el primero de la lista y nadie dudó si debías estar o no (como nos pasó con otros). Me alegra que los demás alumnos de la Carlos III piensen como nosotros y valoren que un profesor te enseñe con todas sus ganas y no porque es un simple trabajo con el que ganar un sueldo cada mes. Gracias.

  2. Raquel

    Ahora, que ya cualquier comentario se aleja del peligro de parecer pretencioso e interesado.Ahora, que nos alejamos de lo que nos unió para acercarnos a lo que nos unirá.Ahora, que llegamos a una bifurcación y hemos de elegir otro nuevo sendero.Ahora, que cerramos una puerta que nos abrió un universo.Ahora, que afrontamos aquello de la responsabilidad con un cariz más profundo.Ahora, que como antes, sólo tenemos nuestra ilusión como nuestra mejor arma.Ahora, que cambiamos de mirada pero hacemos todo lo posible por conservar su luz…Ahora, pero también luego, muchos de nosotros sabemos que somos lo que somos, ni más ni menos, gracias a lo que algunos nos habéis ayudado a ser.:) Gracias

  3. amelie

    «Vivir en los recuerdos de las personas es multiplicar la vida, sentir dobles los latidos». Más allá de que tu texto me ha parecido precioso, me quedo con esta frase que dice tanto (y muy bien dicho, además). Creo que no se puede añadir mucho más…Un beso enorme

  4. Javier Muiña

    Muchas gracias por este post, Juan Pedro. Me ha emocionado mucho comprobar que detrás de esos seres casi místicos a los que llamamos profesores, de quienes a veces dudamos hasta de que tengan sentimientos, hay personas que se alegran de nuestros éxitos y sufren con nuestros fracasos.Espero poder tomarme algún día ese café que tenemos pendiente y hablar sobre este post, que te repito, me ha encantado.Gracias, de verdad.

  5. Iris

    A mí me pasó igual. No pude hacer las prácticas en su momento y tuve que esperar un semestre así que no me hice la orla (admito que también un poco para hacer de rabiar a mi madre). Pero bueno, al final todo la panda nos hicimos una orla no-oficial con fotos estremecedoras y para los profes escogimos a personajes más o menos odiosos, según nos caían bien o mal. Por cierto, todos eran personajes de Star Wars, así que nuestra orla se llama BibWars (Bib de Biblioteconomía, o Bibliotequé como reza en la orla)¡Qué tiempos aquellos!

  6. Apuleyo

    Hay que ver, querido amigo, como enroya el hilo la propia Láquesis: no apareces como flamante periodista, pero lo haces como docto instructor.Esa orla, u orlas, no son más que el equivalente civil de las fotos que los soldados se hacían antes de ir al frente. Unas fotos en las que aquellos muchachos mostraban su entusiasmo y esperanzas de realizar con bien su trabajo. Unas fotos, en las que las severas caras de los mandos mostraban el conocimiento del inevitable corte de la anciana Átropos.La vida es así. Con nuestras caras aniñadas, casi pueriles, mostramos en las orlas nuestra disposición a cumplir con la misión. Una misión que con la tanto esfuerzo hemos preparado y en la que nos han guiado nuestros severos profesores.Luego, al año siguiente, al otro o veinte más tarde, nos veremos en ella como quién queríamos ser y a ellos, nuestros profesores, como quienes eran.PD – Tienes la suerte de tener cinco muestras de quién eres, y ninguna que quién deseabas ser. Siempre serás como eres.

  7. Juan Pedro Molina Cañabate

    ALICIA: Gracias por tus palabras. La docencia es cosa de dos partes y una funciona si la otra también lo hace. así que gracias de nuevo por habérmelo puesto fácil. Tal como te dije en un comentario, me alegro de que hayas retomado tu blog.RAQUEL: Nunca dejes de escribir, ¿OK? Gracias a ti también.AMELIE: Compañera, qué ilusión que sigas visitando este blog, al que últimamente tengo algo descuidado. si mis palabras te han parecidpo bonitas es porque tu fondo lo es. Un abrazote, como siempre.JAVIER: Está poendiente ese café y esa conversaicón que me agradará tener contigo. No podía ser de otra manera. Gracias por pasarte por este blog. Es tu casa.IRIS: ¿Habría alguna posibilidad de ver esa orla chula Star Wars? La idea me ha molado mucho. By the way: ¿quién era Darth Vader?APULEYO: Tienes razón cuando dices que los chavales muestran su entusiamo y esperanza de realizar bien su trabajo. Y ese deseo, ese mostrarlo, esa fe, es el primer paso para conseguirlo. Por lo tanto, ya tienen parte del camino ganado. Para mí, el querer ser es tan importante como el ser, pues una cosa lleva a la otra. Dicen que el pensamiento (y, en este caso, la actitud)es el primer paso de la acción. Ah, nos debemos un café. Gracias por pasartte por aquí, como siempre, amigo.

  8. Iris

    Hola Juan Pedro, ya le preguntaré al autor si puedo enseñártela en plan confidencial para que puedas echarle un vistazo, pero no sé si te hará mucha gracia al no conocer al personal, aunque las comparaciones son buenísimas.Darth Vader es una profesora de catalogación descriptiva que era para morirse, yo aprobé a la sexta y eso que era la empollona… 🙁

  9. Mònica Faro

    No me perdono no haberme pasado antes por «La sonrisa de Verdi» y no haberme emocionado antes leyendo este post. Esos sueños y esas puertas que se abren sólo son posibles gracias a gente que, como tú, ha dejado una huella que marca más de lo que puede caber en esas orlas. Gracias a tí. Y espero que no sólo nos acompañes disfrazado de recuerdo y que podamos tomar algún que otro café de vez en cuando 😉 ¡Besos!

  10. Patricia Durán Carrasco

    Sinceramente, para mí has sido uno de los mejores profesores que he tenido en la carrera. He aprendido cosas que no se encontaba en el temario, las cuales te hacen superarte a tí mismo y te hacen saber que puedes conseguir lo que quieras. Gracias por lo que nos has enseñado y gracias por aquello que nos has dicho implicitamente y que de algún modo se ha quedado en nuestro subconsciente a la espera de sernos útil en algún momento de nuestras vidas.Saludos.

  11. Juan Pedro Molina Cañabate

    Iris:Mónica: Perdona por haber tardado tanto en responder. El que se va a emocionar leyendo palabras como las tuyas soy yo. Muchísimas gracias, de corazón. Para mí es un orgullo concoerte.Patricia: con alumnos como tú es fácil dar clase. Esto es cosa de dos lados, si uno falla, el otro no encuentra apoyo donde sujetarse. Muchísimas gracias por tus palabras, por tu apoyo, por tu ayuda y por seguir recordando las clases. (Recuerda que si en clase encontraste tesoros es porque estab dentro de ti).

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