Todos se van, poco a poco. Y los demás, como tú y yo, compañero, también nos iremos.
Hoy le comentaba en Twitter a mi amiga Concepción Martín Moreno que me había impresionado que Franco Battiato se hubiera ido en silencio, aquejado de la muerte traidora y prematura del alzheimer. No sé, quizá fue mejor así. Quizá ya había dicho todo lo que tenía que decir. Y quizá ese último gran silencio y la pérdida de memoria fue el último verso de su obra poética.
Y aquí os dejo cómo La Casa de Papel utilizó su Centro di gravitá para una de sus escenas míticas.