Ha empezado por un lucero que, entiendo, es Venus. He salido tarde de clase y, de vuelta a casa, he visto la estrella, la primera, cuando el firmamento aún está claro y no ha teñido todavía sus faldas de naranja. Estoy en Madrid, muy cansado; conduzco camino a casa.
Recuerdo que he visto este mismo cielo y esta estrella. Y esta tarde y este brillo. Y estos tonos ámbar antes de la noche. Fue en Lisboa, una tarde que pasamos los cuatro en un barco en la desembocadura del Tajo.
El coche me lleva a casa. Salgo muy cansado de trabajar y no sé cuándo llegaré. Me consuelo pensando que soy marinero.