Menú Cerrar

La danza de la lluvia

Rafa, Guato y yo habíamos comprado pescaíto frito al otro lado del río, en Triana. Esa noche habíamos hablado de nuestro reenganche en la vida civil, de cómo nos estaban yendo los estudios, de cuáles eran nuestros sueños. Quizá fue entonces cuando empezamos a intuir que nuestra amistad se mantendría mucho tiempo: éramos tres jóvenes que no hablaban de sexo, sino de amor; que no discutían de trabajo, sino de sueños; que no opinaban sobre libros o películas sino sobre Arte.
-Escuchadme, escuchadme -dijo Rafa-. A ver, Guato, ¿tú que sueño tienes?
-Pues casarme con Marijose.
-Vale. ¿Y, tú, John Peter? -me preguntó inmediatamente después.
-Encontrar una chica que me quiera, casarme con ella y publicar una novela.
-Bueno, ¿y tú, Rafa? -preguntamos Guato y yo.
-¿Cómo que quiero yo? Ya lo sabéis, cojones: yo quiero ser un artista -respondió con su acento fino sevillano. Rafa pintaba como los ángeles con un talento innato.
-Ahora, niños -dijo él- os voy a contar un secreto: los sueños se cumplirán si hacemos los tres la danza de la lluvia.
Miramos hacia adelante: era una noche cálida de abril y teníamos el puente de Triana sólo para nosotros.
-No jodas, Rafa.
-Que sí, niños, que sí. Que tenemos que hacer la danza de la lluvia para que los dioses nos oigan.
Al igual que niños, nos pusimos en fila y empezamos a danzar, acompasadamente, imitando los cánticos de los indios americanos. En nuestros oídos retumbaban los tambores sagrados y la luces de las farolas eran, en realidad, la hoguera que habíamos encendido antes, en el campamento, junto a los tipis. Éramos tres guerreros invocando al destino.
Muchos años después, todos y cada uno de nuestros sueños se cumplieron con creces.
Publicado en Sin categoría

8 comentarios

  1. amelie

    Lindo cuento (por real que sea, es un cuento en toda regla y cargado de poesía, además). Ya se te extrañaba por aquí…Con danza de la lluvia o sin ella, nada hay como invocar a los sueños y a los deseos para que éstos lleguen a nosotr@s. Y no nos damos cuenta de inmediato. De repente un día nos preguntamos por qué ha ocurrido tal cosa y no otra y, al echar la vista atrás, descubrimos tal día en que hicimos un «ritual» (aunque no consista más que en un pensamiento fuerte) para que tal cosa ocurriera…La vida es maravillosa, con sus magias, sus misterios, sus ritos, sus amistades y sus amores. Gracias por compartir un pedazo de la tuya con quienes te leemos.Besos naranjas

  2. Juan Pedro

    AMELIE: Gracias a ti, amiga. Cuando leía tu comentario, me he acordado de aquel adagio que dice que «el pensamiento es el primer paso de la acción». ¡Pensemos en positivo!APULEYO: Me he comprado un altavoz grandote. Pienso hacer muuuucho ruido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *