Era un local pequeño y en penumbra. El viejo cantautor hizo una pausa al terminar una de las canciones. Estaba sentado en un taburete, con la guitarra apoyada en las piernas. Se giró a la derecha, alargó la mano y alcanzó un vaso de agua. Bebió con parsimonia. Luego, tras dejar el vaso en su sitio, se atusó la caballera y la barba, que los años habían tornado de marfil. Tenía una duda: ¿con qué pieza continuar?
Entonces, la voz de una chica se oyó entre el público: ella le pedía una canción, una canción muy específica. El viejo cantautor sonrió, suspiró y acometió los primeros acordes de aquella melodía.
El cantautor no era otro que George Moustaki, aquella chica era mi hermana Carmen y la canción que le pidió (una de mis preferidas) era Le métèque (El extranjero).
No olvidéis ser felices. Ah, por cierto, la foto ni fue tomada por mí ni se corresponde a ese día, sino que la he encontrado en el baúl de las sorpresas de Youtube. La historia, totalmente cierta, ocurrió hace muuuuuucho tiempo.
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Más historias mínimas…Ya se te extrañaba por aquí. ¡Qué fácil es ser un poquito más felices leyendo tus letras! Un beso grande (y por supuesto de color naranja)
Bonita canción. Hay veces en las que uno está donde debe estar y además en el momento oportuno.
¡preciosa canción!
El vídeo aquí no funciona. Creo que recuerdo el tema. La buscaré de todos modos. Que recordar tan sensible tiene usted… yo
Arreglado queda.¡Un saludo!