Ibrahim es de Marruecos y tiene una tienda de comestibles en el pueblo donde vivo. Desde hace algunos meses luce en la pared del establecimiento una camiseta del Atleti que Fernando Torres le firmó a su hija pequeña, una mañana que fueron a verle entrenar a Majadahonda.
Como compartimos el amor por los mismos colores, el otro día pasé a saludarle y le dije:
–Ibrahim, hay que rezar.
Al principio se me quedó mirando extrañado. ¿Cómo era posible que un español le dijera a él que había que rezar? No lo comprendía. Le señalé la camiseta de Torres y le repetí:
–Hay que rezar. A Dios, a Mahoma o a Mandinga. Pero hay que rezar para el día 28. Esta vez tenemos que ganar.
Ibrahim rió y me dijo:
–Amigo, todos esos son uno solo.
–Pues eso, que el de arriba se entere, ya que es uno solo, que lo de Lisboa fue un accidente y que la Champions debe ser nuestra.
Mis hijas y yo salimos con una sonrisa de la tienda. Ibrahim es una gran persona, da igual el equipo del que sea.
Divertido. Me gustó mucho ¡¡
Así pasó hace unos días 😉 ¡Saludos!
Yo tuve la suerte de que mis padres me llevaran a un Colegio que admitía todo tipo de religiones y creciendo con adventistas, protestantes o mahometanos eso fue lo que aprendí. Felicidades
¡Cierto: es una suerte! Un saludo, Helena 🙂
Abrazos
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