Me gusta pensar que no hay ni genios ni estúpidos. Prefiero creer que existen la Genialidad y la Estupidez, que ambas son traviesas y que pueden ir saltando de persona en persona como dos niños que juegan al pilla-pilla. He visto un millón de veces cómo personas consideradas como muy inteligentes cometían estupideces mayúsculas. Y también he visto cómo personas, tachadas de bobas durante la mayor parte de sus vidas, daban lecciones de vida dignas de premio nobel.
Ocurre igual con el Valor y la Cobardía. He visto a líderes venirse abajo por reveses inesperados (casi estúpidos) y personas, aparentemente frágiles afrontar enfermedades graves (llámense cánceres incurables) con un arrojo fuera de lo común.
Las etiquetas son nazis y necias. Pero, un momento, un momento. Voy a dejarlo aquí, porque no quiero etiquetar a las etiquetas.
Que bien que íbamos hasta que se cumplió la Ley de Godwin… Por lo demás totalmente de acuerdo.
Un abrazo, amigo.
Otro enorme para ti, my friend
Efectivamente, nada es absoluto. Solo piensan así los fanáticos, los que defienden los totalitarismos, la intolerancia, el pensamiento único y excluyente…
Nos tenemos que alejar de ellos, Pedro. Un abrazo muy fuerte, amigo
¿Y quién no fue cobarde,valiente,genial y estúpido alguna vez en su vida…? Somos a ratitos,no? Besazo!
«Somos a ratitos». Cuánta verdad, Paula. Un abrazote grande-grande y gracias por pasarte por aquí!!!!
😉 a ti.