Hace unos meses, cuando el verano tocaba a su fin, publiqué este post en la bitácora. Con él quería plantar cara al mal tiempo que se avecinaba. En Facebook, mi amigo Felipe me dijo, más o menos, que no importaba si fuera verano o invierno, pues en realidad todo lo que veíamos fuera no era más que el reflejo de lo que teníamos dentro.
Hoy, vaciando la memoria de mi teléfono, he encontrado estas dos fotos. La primera corresponde a un amanecer del inicio del otoño, cuando mis hijas y yo salíamos de casa camino al cole.
La segunda corresponde al paisaje medio nevado que, hace pocos días, nos encontramos al llegar al colegio. Felipe tenía razón. No importa que sea otoño o invierno.
Me acuerdo de una cita de Albert Camus. Dice, más o menos, así: «En la profundidad del invierno finalmente descubrí que dentro de mí había un verano invencible«.
Me alegro mucho de que estéis ahí, amigos.
Pues es cierto,tu amigo Felipe tiene toda la razón. 😉
¡¡¡Un beso fortísimo, Paula!!!
🙂 otro!
¡Magníficas fotos!
Gracias! 😉
❤️