En una tarde de primavera de hace algún tiempo, delante de un café, Antonio Gómez Rufo me dijo algo importante. Era algo que yo venía barruntando y que, una vez escuchado, una vez hecho más tangible, cambió mi concepción del trabajo, de la Literatura, de la docencia y de la Vida misma. Antonio me dijo:
«El éxito no existe. Es algo que te dan y te quitan los demás. No depende de ti. Lo que sí existe es la conciencia de haber hecho bien tu trabajo, de cumplir contigo mismo, de disfrutar con cada pequeña cosa que hagas. Eso no te lo quita nadie».
Una gran verdad.