Quizá ya te hayas dado cuenta. No es la novela, el relato o el poema que escribes. No es la pintura que plasmas ni esas fotografías artísticas que tanto te gusta tomar. No es el barro que modelas, ni siquiera esa canción que cantas.
Eso que algunos llaman arte y otros producto cultural, todas esas piezas que han surgido de tu intelecto, son polvo y se quedarán aquí. No te acompañarán donde vayas, al otro lado.
Lo único que te llevarás es el viaje emocional que habrás realizado en su proceso de creación. Como mucho, las emociones que habrás despertado en los demás.
Y por eso, por esa energía creadora y liberadora, por ese viaje, es necesario seguir creando.