Esta mañana hablaba con mi amigo Willy y le comentaba que, movido por inquietud intelectual, tenía ganas de dar un salto hacia adelante. Willy me animó. «Tienes mundo», dijo. «Sabes decir las cosas y sabes convivir con muchos tipos de gente».
Hablamos de la curiosa aliada que es la edad. El paso del tiempo, convinimos, te resta muchas cualidades, pero también te otorga otras virtudes. Quizá sean menos visibles y sonoras, pero son más profundas. De esas que te otorgan a ti y a los que te rodean de esa especie de tranquilidad que consiste en saber que, al final, todo tiene sentido.