Una de las películas preferidas de mi madre era Cantando bajo la lluvia. Creo que la vio cuando se estrenó en España, poco antes de casarse con mi padre.
Le gustaba sobre todo, cómo no, la famosa escena en la que Gene Kelly sabe que está enamorado y canta y baila bajo un formidable aguacero.
A menudo, cuando pienso en mi madre, la recuerdo viendo esa escena, sonriendo, tarareando el final, moviéndose, bailando con Gene Kelly, chapoteando ella también en los charcos.
Yo, antes, creía que la vida era esquivar los charcos, no mojarse los pies. Creía, en definitiva, que la vida era limpiarse manchas o evitar no mancharse. Vestir un traje impoluto. Un buen amigo me dijo, en este mismo blog, que la vida, precisamente, es esa sucesión de manchas. Inevitables, imborrables. Pero también necesarias; testigos de vida, del camino, luces que nos desvelan por dónde transcurre la buena senda.
Canta Gene Kelly: «¿Lluvia a mí? Luzco una sonrisa en mi cara. Voy por la calle con un estribillo feliz. Cantando, sólo cantando bajo la lluvia».
Os quiero, no olvidéis ser felices.
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te queremos! 🙂
Un beso fuerte, Nùria!!!