Tú te reíste cuando te lo dije, pero es verdad: Dios vendrá en un helicóptero amarillo cuando peor nos vaya y peor estén las cosas. Vendrá cuando, en este desierto lunar, estemos en el fondo de un barranco por haber seguido a un caballo sin jinete. Estaremos con los pies cubiertos por el lodo y nos caerá basura por todas partes, pues hay escombreras incluso en la mismísima Luna.
Dios, lo sé, vendrá en un helicóptero amarillo y nos lanzará un cable. Tú no te fiarás y dirás que te quieres quedar en el barranco, pero yo te daré un abrazo y te pediré un poco de fe. Luego, abrazados, sentiremos cómo nos elevamos del suelo con dirección a otros (con toda seguridad) verdes parajes.