Primer día de vacaciones de Navidad. Padre marujo con sus dos hijas en casa (venga, va, lo confieso: soy yo). Por aquello de ser el primer día de holganza quiere hacer algo especial. El padre les dice a las niñas:
–Hoy en vez de comer en la cocina comemos en el salón, ¿vale?
–Ah, vale –contestan las niñas (de 9 y 5 años), tan tranquilamente.
–Bueno y, si queréis, podemos comer con gorros de Navidad.
–Ah, vale –contestan las niñas, de nuevo, impávidas.
En un triple salto mortal, al padre se le ocurre la cojoidea:
–Bueno, chicas, y, además, si queréis, ¡podemos escuchar villancicos mientras comemos!
Y las niñas contestan con un simple:
–Ah, vale.
Un momento, un momento.
Cojones, un momento.
–Oíd, hijas, una pregunta: mientras comemos, qué queréis que escuchemos, ¿villancicos o a los One Direction?
Y las hijas contestan (recordad: 9 y 5 años):
–¡One Direction, One Direction, One Directioooooooon!
Sí, amigos, escuchamos a los One Direction. Pero luego escuchamos villancicos (de Michael Bublé).
Pasad unas buenas vacaciones. Os quiero mucho, verdianos.
Me alegro de que hayas estado de nuevo de visita por el Ritual. Un saludo, diversión, alegría y salud en el nuevo año para ti, Juan, y para la familia.
Un abrazo fortísimo también para ti, José, y para todos los tuyos. Que el 2015 sea luminoso.
Muy bueno… feliz 2015 para vos y los tuyos.
Saludos con afecto desde Buenos Aires, Argentina. Aquileana 🙂
Gracias a ti desde el otro lado del mar. Te deseo un 2015 luminoso, Aquileana. Un saludo cordialísimo.
Antes que nada, agradecerte que hayas pulsado la tecla de seguir en mi blog, y decirte que me ha gustado ese rato de complicidad que has compartido con tus peques y con nosotros.
Por un momento las he visto en los míos en un suspiro de mas de diez años y me gustaría comentarte que este blog es posible gracias a una de mis hijas, Silvia, que casualidades de la vida, si no me equivoco fue alumna tuya el año pasado en la Universidad.
Un saludo y seguiremos compartiendo espacio en este universo virtual, y si hay suerte igual nos podemos tomar algún día un café caliente, amargo, fuerte y espeso en la cafetería de la Carlos III.
Luis.
Hola, Luis. ¡Un millón de gracias por tu comentario! Un buen momento vive dos veces (o más) si lo compartes; así que te doy las gracias por dar más vida, leyéndolo, a ese rato con mis hijas.
¡Qué fuerte que una de tus hijas y yo hayamos coincidido en las clases! Espero que guarde un buen recuerdo.
Tomo nota de ese café. Nos lo tomamos en la Carlos III cuando quieras, ¿OK?
Por cierto, me encanta tu blog.