Mis hijas tienen muñecas para jugar. Son los nenucos de toda la vida. Los Reyes habían traído a María (la pequeña, casi cuatro años) un pequeño armario con vestiditos. Hasta hoy, su juego preferido era vestir a los bebés (como ella llama a sus muñecos).
Hasta hoy.
Porque esta tarde, cuando cada una tenía a su muñeco en brazos, Mery se ha acercado a su hermana mayor y le ha dicho, señalando a los bebés: «¿Y si jugamos a peleas?»
Dios mío, algo está cambiando.