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Y con el número 8…

debutmoni
Este fin de semana ha ocurrido un hecho que puede parecer liviano pero, en realidad, tiene más importancia de lo que parece. Os cuento: mi hija Mónica (8 años) ha debutado este fin de semana como jugadora de uno de los equipos de baloncesto de su colegio. Hasta ahí, todo normal. Pero hay algunas circunstancias que dan valor a este hecho:

  1. Es nueva en el colegio
  2. Hasta hace dos meses no sabía botar un balón de baloncesto (literal)
  3. Le pesa tanto el balón, que sus tiros aún no llegan a tocar el aro
  4. Es la única niña del equipo
  5. No soporta los ruidos altos ni los ambientes tensos
  6. Es muy tímida y, al poco de empezar los entrenamientos, quiso abandonar

Marta y yo la convencimos de que debía seguir. «Tú ya estás apuntada, Moni. Mira, sigue probando y si al final de curso te sigue sin gustar, pues el curso que viene intentas otra cosa y ya está. No pasa nada».

Hace unos días, eligió el número 8 para jugar.

–¿Y por qué lo has elegido, Moni? — le pregunté.

–Pues, papá, porque tengo 8 años –contestó con una lógica aplastante.

Bien, ayer debutó. Y le puso muchas ganas. Y se lo pasó bien. Y se rió. Y no le importó ser la única chica rodeada de chicos. Y casi mete canasta. Y se olvidó de a quién debía marcar. Y a ratos se puso nerviosa. Y a todos nos dio igual que no la metiera, que se olvidara de su marca, que hiciera campo atrás.

Y, lo más importante, a ella le dio igual. Ella veía que estaba superando un reto.

Sé que es un hecho simple, casi tonto. Pero, viéndola jugar, para mí era ver como la Final Four.

Y con el número 8, ¡Mónica! Bravo, hija, bravo.

(*) Ilustra este post una foto de la charla que el entrenador del equipo dio a los chavales antes del partido. Los niños salen del espaldas, la cara del entrenador (un tipo fantástico, por cierto, a quien no le importa ganar o perder, sino inculcar el valor del deporte) está conscientemente cortada. La foto es en blanco y negro para no desvelar los colores del cole.

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12 comentarios

  1. popediscus

    Mi hijo Raulete en su partido de futbito, con ocho años, pidió el cambio en una de las ocasiones en que estaba jugando y no en el banquillo. ¿Motivo?, era el sábado muy temprano y hacia mucho frío y el pretendía salir para ponerse los guantes. El entrenador le sacó y no le volvió a llamar hasta casi el final que ya no aportó nada porque estaba frío.

    Chapeau por el entrenador.

    Mi hijo ha aprendido la lección y seguro que no lo volverá a hacer, con el refuerzo que le di yo después en casa.

    Buen post!.

  2. Juan Pedro

    Hola, Popediscus. Gracias por comentar. La verdad es que esto de ser padres (además de hijos) es complicado, ¿verdad? Unos y otros estamos siempre aprendiendo. Gracias por compartir tu experiencia aquí y un abrazo.

  3. gmorcillo

    Me encanta Juan Pedro. Mi hija de 12 años es la única chica de un equipo de fútbol. Está feliz, como una perdiz, y sus padres lo mismo. Un abrazo fuerte y a seguir disfrutando de estos pequeños y no tan pequeños placeres que nos da la vida….

  4. Chema Marín

    Buenas Juan Pedro

    Sorpresa al ver la camiseta de tu hija, son los colores de mi Colegio. No trabajo en el de tu hija pero es el mismo Centro. Es importante transmitir que lo esencial es hacer deporte, más allá de los resultados. No todos los padres, ni todos los clubes lo ven así, pero me alegra ver que tu hija disfruta, que es de lo que se trata, y que no la presionais, al revés su padre se muestra orgulloso y lo manifiesta públicamente. Enhorabuena a ambos.

  5. Juan Pedro

    Hola, amigo Chema. En efecto, son los colores de tu colegio. Ya sé que trabajas en uno que está, digamos, por el Sur. Me alegro haber encontrado profesores como vosotros, que encuentran en el deporte un vehículo para el desarrollo personal y para el autoconocimiento. Fíjate, una muestra: el entrenador de mi hija, en uno de los partidos, le dijo a un chaval que había hecho una gran jugada y que había pasado generosamente el balón: «La mitad de la canasta es tuya». Hacéis una labor importantísima!!!!

  6. Paula

    Enhorabuena a Mónica,es muy valiente,y no por jugar con todos los chicos(que también),sino por luchar con esa timidez. Las cosas pueden hacerse todas,a veces con vergüenza y a veces no,pero se puede. Me encanta ese espíritu deportivo,yo también lo viví con mi hijo en baloncesto hasta que en categorías superiores se perdió el encanto y apareció la obligación,lo dejó. Ahora hace tenis de mesa,y con 12años juega con niños y niñas de diferentes edades y con adultos campeones del mundo,aprende y se empapa de todos
    . «Si quieres un campeón en casa empieza a entrenarte y deja que tu hijo juegue » (esto lo leí en facebook y me lo quedé,jeje).

  7. Juan Pedro

    Pues también me encanta tu reflexión, Paula. Hay que encontrar los caminos propios para ser feliz. Tu hijo juega con campeones del mundo y no todo el mundo puede vivir esa experiencia. Un beso muy fuerte, amiga.

  8. Mayte Cantillo

    Pues será complicado pero yo desde luego (y ahora lo puedo decir abiertamente sin que pienses cosas feas de que quiero que me pongas buena nota :P) no sé de quién soy más fan, si de estos padres o de estas hijas, pero disfruto muchísimo con todo lo que leo; creo que se os da bastante bien a todos 😀

    ¡Arriba esa campeona!

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