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Un niño de casi cuarenta y nueve años

Muchos soñábamos con ser narradores,
orfebres de la palabra,
obreros cualificados de la metáfora,
librepensadores en la patria del folio en blanco,
poetas a sueldo.

Y, hoy,
cuando la meta estaba cerca
(o cuando la cruzamos y quisimos atravesarla de nuevo),
resulta
que la ley de la palabra ha sido sustituida por la costumbre de la imagen,
que los narradores ni están ni se les espera,
que el tempo lento es una agonía
y que todos los salvoconductos que un día obtuvimos
servían para cruzar fronteras que hoy han cambiado.

Somos metecos, zíngaros, apátridas.
¡A quién coño le importa que escribas un poema!
¡A quién coño le importa que cuentes una historia!
¡Una más! ¡Pero si estamos llenos!

Pero, ¿sabéis lo que os digo?
Pues que esto está bien,
que la levedad es buena
y que me gustar pensar que
aún
no he conseguido todos mis objetivos vitales.
Así sé que
todavía
no me he vuelto del todo gilipollas
y que soy un niño de casi cuarenta y nueve años.

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12 comentarios

  1. juanmiguelesteban

    Te entiendo perfectamente desde mis 58 años, y me gusta escribir poemas, con mejor o peor tino, pero se quedan donde los ponga, escribo en papel, en el blog, y lo demás me la p…, por lo tanto enhorabuena por tu poema

  2. Pau


    Y yo otra de 38. Que no muera nunca el principito que llevamos dentro. Es lo más valioso que tenemos.

    Un saludo y gracias por recordarnos que la vida es lo que cada uno quiera que sea y como sea.

    • Juan Pedro

      No sabes cómo te entiendo y qué poco comulgo con la costumbre de estos tiempos de basar todo en la imagen y en el consumo rápido. Un saludo y gracias por el comentario, Albert.

  3. David Colomer Rosel

    ¿Cómo se supera el engaño de un pasado, presente y futuros hurtados?
    ¿Cómo se sobrepone el corazón a la traición y al fin de la esperanza?
    ¿Cómo conseguimos que respirar cada segundo no rompa nuestros débiles pechos?
    Un verso, una foto, una sonrisa…
    Clavos en esa pared vertical con la que chocamos y que marca la diferencia. Foto a foto, verso a verso, respiración a respiración seguiremos incordiando, como niños a los que aún les quedan cosas por preguntar y por descubrir.
    Bellísimo poema, que como siempre aterriza en mi corazón en el mejor momento.

    • Juan Pedro

      Qué ilusión me hace leerte, querido amigo, y saber que esatás cerca, en el on y en off-line. Un abrazo grande y gracias por tus palabras, que siempre llegan (también las tuyas) en el mejor momento.

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