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Camiseta roja

Hay días en lo que el cuerpo te pide una camiseta roja, un polo verde esmeralda, un pantalón amarillo. Hay días o épocas en los que es preciso llevar gafas de colores, que te llamen loco como a esas viejas de entonces, ser estrafalario, extravagante. Hay días en los que el corazón debe vestirse de tonos, utilizar bolis de tinta verde, decir tacos, joder, coño, me cago en la puta, y luego pegar brincos, como perros con pulgas, como perros enamorados. Mirar el presente para decirle adiós sin pena. La vida nos desacompasa, a los unos con los otros, a los padres con los hijos, a los hermanos con los hermanos, a las parejas, a los compañeros. La vida nos desacompasa: todos tenemos buenas intenciones, pero unos bailan rock y otros valses. La vida desacompasa nuestros días con esas noches de verano que un día vivimos y que pasaron rápido.

Pero existe una solución.

Una camiseta roja, un polo verde esmeralda, un pantalón amarillo. Un corazón de colores. Unas gafas arcoiris. Una esperanza verde y metálica como el caparazón de un escarabajo que, sorprendentemente, puede volar.

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